viernes, 17 de octubre de 2008

Dramaturgia / Resistencia


El siguiente texto/tesis fue elaborado y expuesto por Mauricio Barría el día sábado 11 de Octubre en el Departamento de Teatro de la Universidad de Chile, en la mesa de discusión: "Dramaturgia y resistencia", donde también fueron partícipes Sergio Pereira Poza y Ramón Griffero como ponencistas, y Cristian Lagreze como moderador.



"TRES TESIS SOBRE EL TEATRO POLÍTICO

Mauricio Barría Jara

EL rótulo que sirve de título a esta invitación: Dramaturgia y resistencia, me trajo inmediatamente a la mente otro binomio categorial que me resulta HOY más apremiante: Teatro y Política. Como la pregunta por lo política ya es política, me permitiré proponer un conjunto de ideas, no del todo resueltas, que tienen más bien el tono de lo intempestivo, y que, por lo mismo, adquieren el tono del manifiesto:


Tesis 1: El teatro es pensamiento performativo

Pienso en un teatro que no solo muestre sino que proponga una lectura de los hechos.
El teatro es un modo en que sucedió la teoría en la cultura griega: el otro fue la Filosofía.
El teatro es una teoría desde la acción y en ese sentido el teatro piensa. El pensar es la capacidad de proyectarse a las posibilidades de lo por venir. La urgencia de la realidad en el teatro debe ser tensionada con el poder ficcional de la posibilidad. Solo donde aun hay distancia entre lo que es y lo que podría suceder, hay posibilidad para construir la historia. Cuando la distancia entre lo posible y lo real se extingue o sentimos que todo a llegado a su realización plena: fin de la historia y por tanto no hay más que repetir infinitamente el mimo sistémico del presente; o creemos que la historia esta agotada en sus posibilidades y no queda nada por hacer, que cualquier intento es fatuo, entonces solo resta resignarse en la autonegación de sí mismo o extinguirse en la fuerza centrífuga del resentimiento social. La sociedad del espectáculo, es la época en que la distancia entre lo real y lo ficticio dejo de suceder. El simulacro es más real que lo real, lo real se disuelve en su imposibilidad de ser. Pero ojo. Lo real siempre ha sido representación, en tanto discurso. Creer que lo real existe en si mismo, es ya un discurso sobre lo real.
La pregunta es ¿Cual es el teatro posible en la época de la teatralización global y totalitaria del mundo?


Tesis 2: El teatro es crítica social, pero no crítica sociológica

El teatro destruye fantasmas.
El teatro es lucidez desgarrada del artificio, y la conciencia del vacío de toda representación. Pero, esta conciencia desgarrada se devuelve como urgencia de acción. El héroe trágico debe ser aniquilado pues el sacrifico pone de manifiesto la urgencia del sentido. Porque no hay, es que se debe hacer algo. En este sentido el teatro es siempre crítico, en tanto devela el carácter de artificio de las conductas, normas e instituciones culturales, no para gozarse en el mero afán egótico y nihilista de la pulsión de muerte de una sociedad, sino para mostrar el carácter paradójico y problemático de nuestros vínculos sociales: la paradoja de querer vivir en comunidad cuando somos individuos. La paradoja de que el poder humano redime pero también destruye, que toda nueva solución, en un momento libera, en otros oprime. El teatro es la performance de a lucidez de la subjetividad en la que se desploman los espectros de la reificación, que son el origen de todo totalitarismo. Cuando creemos que hay formas de ser naturales, entonces comienza el fascismo.
Pero el teatro es también crítica de la imagen.
Entiendo por imagen el recorte geométrico o encuadre sobre el cual se ejecuta el orden de una composición (Diderot). Esta manera de comprender la imagen es el modo moderno de la representación de lo real. Esto significa: cuestionar el carácter hegemónico de la visualidad como modalidad preferencial de sentido; cuestionar las funciones de orden y jerarquía de construcción de la imagen; cuestionar la determinación de los roles espectaculares, es decir, quien debe ver, y, quien y que debe ser visto; por último, cuestionar las políticas de lo ficcionable, esto es, la autorización de que puede o no ser objeto de ficción.
La imagen-cuadro es un estado frigorizado de lo real, en el que perdemos no solo su dimensión temporal, sino también el carácter orgánico de la experiencia. La imagen-cuadro nos hace entender el mundo como un texto, y la cultura como artefactos y monumentos. La imagen-cuadro ejecuta un recorte en el que determina los elementos significativos, al interior de un sistema fijo a partir de un disciplinamiento de la visualidad: la determinación del espectro de lo visible como lo significativo, y la expulsión del resto, de lo invisible para el sistema como lo insignificante. La teatralidad como acontecimiento performativo pone en crisis el cuadro al insistir sobre la mirada de lo efímero y arbitrario de la experiencia.


Tesis 3: El teatro es siempre político.

La calidad de político del teatro no le es una elección.
Si pensamos en los orígenes de la teatralidad occidental- griega, el teatro se constituyó como una ritual laico en el que performativamente se hacía acontecer la igualdad ciudadana. Somos iguales en la medida que accedemos al saber de la misma manera. El teatro como teoría es también poder y producción de verdad. Pero esta producción de verdad, puede, a veces, servir para confirmar un cierto imaginario o para transgredirlo. En la primera de estas figuras, el teatro se transforma en discurso validatorio del discurso hegemónico epocal, en el otros caso busca transgredir estos imaginario haciendo presente su teatralidad (es decir, su carácter de artificio representacional o construcción cultural). Un ejemplo, es el caso del realismo burgués que pretendió presentar e modo de ser moral de su clase como el correcto. Pero su procedimiento fue artístico, quiero decir, que a través del recurso de unificar el encuadre escénico buscando la perspectiva homogénea, a través de la utilización de un lenguaje sin metáfora, y de pensar el teatro como cuarta pared para obtener la ilusión radical que exigía borrar la teatralidad, legitima la representación de lo burgués como la verdadera representación. El teatro no es solo un contenido, principalmente formas, discurso estético, y eso es también una política. Finalmente, no hay teatro sin espectador. El fenómeno mismo de la teatralidad exige la mirada de otro para que se constituya. La reunión del que mira y de los que ejecutan lo para ser mirada es un simulacro de comunidad de iguales. Cada vez que sucede la teatralidad sucede entonces la comunidad.



11 de octubre 2008"

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